Todavía no he decidido el titulo (Fic)

Puees como tengo que hacer una historia para clase e decidido publicarla xP si tardo en hacer la segunda parte es mayormente porque no tengo imaginación. Y como dice arriva todavía no se que titulo ponerle (Imaginación 0)

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En tiempos remotos cuando la tecnología parecía ser un futuro bastante cercano, la vida dio un giro de ciento ochenta grados. Puede que fuesen los políticos, con sus jergas llenas de mentiras asegurándonos un buen futuro, quienes manipularon nuestro futuro o quizá todos nosotros por habérnoslas creído. El caso es que tras varios siglos de inútiles esfuerzos forzando a la raza humana a evolucionar de manera drástica el pasado nos engulló. Las leyes y la monarquía volvieron a ser estrictas distribuyendo a la gente según sus riquezas y influencias haciendo que las mujeres perdiesen todo lo que habían conseguido año tras año, o mejor dicho siglo tras siglo y que los hombres se apoderasen de todos los derechos constitucionales al igual que las riquezas y tierras haciéndose los dueños del País entero. Los políticos se llevaron su merecido, claramente desaparecieron del mapa y con ellos ese cargo también. Sí el poder absoluto lo tenían los reyes ¿Para qué se requerían los políticos? Y ahí se sitúa esta historia, pobres ciudadanos que observan como los reyes manipulan a la gente intentando conseguir más y más tierras pero la avaricia rompe el saco, o eso es lo que se dice. No es tiempo de guerra pero tampoco de paz, quien sabe si algún día dejaran los aludidos de ser tan ambiciosos y egoístas y se volverá a respetar a todos por igual, sin importar los bienes o la posición social porque el dinero no da la felicidad pero si el poder.

-¡Señorita, señorita! -gritaba alguien al quien no era capaz de ver casi ni tan siquiera de oír a pesar de que estuviese gritando como si su vida dependiese de ello.

-Eduardo, esta chica no está bien necesita ayuda médica- le respondía una y otra vez una voz más seca y masculina.

-¡Despierta, vamos despierta!-volvía a gritar aquel extraño que no paraba de zarandear mi cuerpo una y otra vez, yo quería despertar y observarlo, abrir mis ojos y empezar a hacer preguntas pero me era imposible, me encontraba sola en un abismo oscuro y por más que lo intentaba más rápido me engullía aquella negrura sintiendo mi corazón latir despacio, y más despacio.

-Eduardo por más que grites no vas a poder solucionar nada, su pulso es cada vez menor y su corazón cada vez late más despacio.

Valla, no me comunicaban nada nuevo, sabía de sobras que aquella negrura no era porque llevase una bolsa en la cabeza o algo por el estilo, ni más ni menos. La primera en sufrir todo aquello, en saborear los restos de sangre que se hallaban en mi boca, era yo y sabía de sobras que mi fin se acercaba, un momento ¿Mi fin o mi principio? Aunque pensándolo bien todo aquello se veía tan negro…

-Tranquila te vamos a llevar al hospital enseguida y tendrás la vida que te mereces- volvía a insistir la voz más aguda, aún sabiendo que sus palabras no eran más que mentiras, conmovedoras pero mentiras.

-Eduardo…es tarde, ya no podemos hacer nada, mira, tómale el pulso su corazón no puede resistir ni dos minutos más… Es hora de despedirse aunque no estoy seguro de que pueda oírte, lo siento.

-Yo, Vanesa…

Y ya no pude distinguir ninguna palabra más, mis oídos se apagaron como si alguien le hubiese dado al off, dejé de oír aunque en sí deje de existir ya que mi corazón se paró en seco, mis pulmones dejaron de absorber el aire de mi alrededor y el sabor metálico de la sangre desapareció de mi boca. El único punto brillante en toda esa negrura despareció y yo, como la presa de un león muerto de hambre me acurruqué indefensa. En mi cabeza empecé a observar imágenes, familiares, era mi vida la que corría ante mis ojos.

Nacida en 2130 fui llamada Vanesa en honor a mi difunta abuela. No es que se diga que mi vida era igual que la de un cuento de hadas, ni mucho menos pero no me puedo quejar, no me faltaba nunca las cosas necesarias aunque tampoco me concedían caprichos, vivíamos felices con lo que poseíamos por poco que fuese nos llegaba. A los once años de edad empecé a interesarme sobre temas relacionados con el estatus social, más que nada sobre la injusticia por la que pasábamos. Mi madre cada vez que me veía interesada por esos temas hacía lo posible por arrebatarme mis ideales y no hacía más que repetir “Esto es lo que nos ha tocado y si deseas sobrevivir será mejor que cierres la boca y dejes cerrada tu librería personal” Yo simplemente asentía aunque no entendía muy bien a que se refería con eso de “Librería personal”. En la escuela (una habitación pequeña llena de libros viejos y un par de pupitres para quince alumnos) preferían no escucharme y jugar a saltar a la comba o robarles el almuerzo a otros y la profesora se hacía la loca cada vez que le preguntaba sobre épocas anteriores.

Es genial =) un fic bastante innovador. Menudo trabajo de clase que es, xDDD

¡Sigue!