Después de todo, aquí estoy.

Dejé las maletas en el suelo con cansancio y miré en derredor. Me encontraba en el recibidor de la Teen's School, por fin. La gente pasaba de largo sin mirar siquiera y yo suspiré exasperada mientras buscaba un sitio donde sentarme.

Entreví unas sillas un poco más a la derecha y me dirigí hacia ellas apartándome el pelo de la cara. La realidad era que estaba harta de mi vida, necesitaba un cambio. Y más me valdría que Teen's constituyese ése.

Me crucé de piernas y brazos y me apoyé en la silla con aire ausente mientras comenzaba a analizar la gran habitación.

Iba buscando algún sitio para comer cuando tuve que cruzar el recibidor. Esperaba pasar desapercibido de la recepcionista . . . y mientras me aseguraba de que no me viera, tropecé con la pata de una silla en la que estaba sentada una chica. Rodé un par de metros por el suelo, con el miedo de que la recepcionista me pillara. Por suerte no se dió cuenta y seguía leyendo un periódico. Suspiré de alivio y después me acordé de la chica que estaba sentada.

- ¡Lo siento mucho! ¡No iba pendiente! - me disculpé con esmero.- Es que verás . . . no me gusta mucho la recepcionista, tiene cara de serpiente - le aseguré mientras le tendía la mano para ayudarla a levantarse.- Por cierto, soy Ginji Amano, encantado de conocerte - me presenté sonriendo.

Al principio no me lo podía creer. Yo, inmersa en mis cavilaciones, de pronto me vi rodando por el suelo cual cucaracha a la que le han dado una patada. Me di un chocazo en la cabeza y siseé de dolor mientras me levantaba y buscaba al culpable de mi humillación.

Observé un chico alto y rubio que se acercaba hacia mí con rápidez. El chico parecía bastante extrovertido y encima me tendió la mano para ayudarme a levantarme.

Le miré con odio y me levanté por mí misma al tiempo que me llevaba la mano a la cabeza y suspiraba. Me quedé quieta para que se me pasase el mareo y le miré con la boca torcida.

-¿Es que no tienes ojos en la cara?-escupí con veneno, mientras me giraba lentamente para sentarme en la silla.

Cerré los ojos y me obligué a tranquilicarme. Al ver que el chico no se iba, levanté la vista y le miré con más seriedad.

-Da igual.-le dije con frialdad.-Pero mira por dónde vas.

Al parecer no le había agradado mucho nuestro inesperado encuentro. Es que además yo siempre metiendo la pata . . . a ver si cambiaba un día. Me hablaba con una notable frialdad, pero no me iba a dejar vencer por su actitud fría y desagradable, había cometido un error y debía de enmendarlo de alguna forma.

- ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te acompañe a la enfermería? - le pregunté con preocupación mientras miraba al suelo arrepentido, mi despiste podría haberle causado algún chichón o algo por el estilo. Me agaché y me coloqué de cuclillas para observar su cara con mayor atención y ver si se había hecho alguna herida.

Sin embargo, a pesar de mi actitud, el chico no se daba por vencido. Yo le miré con el ceño fruncido y, para qué negarlo, con sorpresa. Su cara expresaba verdadera preocupación, lo que me provocó soltar un pequeño suspiro y esbozar una pequeña sonrisa. Ver actos así desde luego no es el pan de cada día y, si bien yo soy bastante desagradable, no soy tonta.

Él se agachó y yo desvié la mirada.

-Por favor.-le contesté, de nuevo distante.-Iría yo sola, pero no sé donde está.-terminé murmurando y levantandome con lentitud.

Verla sonreír me agradó bastante. Me incorporé para poder sacar de mi bolsillo el mapa de la academia. Parecía que no había . . . genial, menudo centro educativo que era. Si le decía que no me había percatado de que no había enfermería, la cosa iría a peor, así que intenté inventarme algo razonable.

- Ahora que caigo . . . la enfermería está cerrada por obras, al parecer se cayó parte del techo - intenté excusarme. Esperaba que no se diera cuenta del farol. Volví a agacharme no sin antes guardar el inútil mapa.- Si quieres voy en busca de un profesor o algo - dije para intentar tranquilizarla, aunque estaba claro que estaba tranquila. Me maldije por lo bajo por mi torpeza.

Me giré con lentitud y enarqué una ceja sin dejar de mirarle fijamente. ¿Es esto una broma? ¿Ni siquiera una enfermería? Genial, a aguantar la jaqueca todo el día. Me crucé de brazos y murmuré una maldición.

-¿Sabes una cosa? Déjalo.-dije, quizás más desagradable de la cuenta. Teniendo en cuenta que él no tenía la culpa de que la enfermería no estuviese disponible, estaba volcando mi temperamento sobre él.-Creo que voy a tomar el aire, me estoy agobiando.-terminé, un poco más apática y, cojiendo con rapidez las cosas, salí disparada hacia la entrada.

Pero qué calor hace ahí dentro.

Apoyé mi mano sobre su hombro derecho casi instintivamente. No supe por que lo hice, aunque un par de segundos después, me ví reflejado en ella. Yo era así en mi pasado . . . quizás aun más frío que ella, notaba la necesidad de contárselo.

- ¿Por qué te empeñas en parecer una estatua de hielo? - le pregunté a sus espaldas con una voz más triste y apagada de lo normal.- Pretendes ser fría, desagradable, antipática . . . ¿por qué? - le dije mientras bajaba el brazo y miraba al suelo.- Yo antes era como tú . . . frío, gélido y despiadado - le comenté mientras me daba tambien la vuelta para que no viera la expresión de mi rostro.- Aun así, nunca conseguí nada, sólo crear dolor a la gente que me rodeaba. Sé que esto te va a parecer un sermón, y que no soy nadie para decirte esto, pero no quiero que cometas mi mismo error . . . -

Cuando acabé el relato, miré al frente y suspiré. No supe por qué le conté eso, si probablemente actuaría con indiferencia, pero noté que me había quitado un peso de encima.

- Adiós . . . supongo - me despedí mientras esperaba a que se marchara.

No llegué a dar dos pasos porque el chico me paró en seco por el hombro. Me medio giré y, aunque pensaba quitarle la mano de un manotazo, me paré en seco y le miré con asombro cuando le escuché.

Entrecerré los ojos y se me ensombreció la vista al tiempo que le observaba sin pestañear. Aparentar una cosa que no se es... No, yo no finjo ser nada. Pero alejarse de los demás es mejor que confiar a la ligera. Sin embargo sus palabras no me eran indiferentes, por más que yo quisiera. Me comenzaba a interesar. ¿Que él era antes como yo? Por favor, si ni ve por donde va...

Se giró con aire apesadumbrado y yo le observé con duda.

-¡Espera!-le grité antes de que pudiese pensármelo mejor y di un paso, vacilante.-¿Cómo puedes juzgarme si no me conoces?-acabé susurrando sin dejar de mirarlo con seriedad.

Me giré y la miré fijamente a los ojos. Al parecer mis palabras le habían interesado, por lo menos lo suficiente como para que me prestase atención.

- Tu mirada - le dije con solemnidad.- Tus ojos reflejan la misma expresión que la que reflejaban los míos hace tiempo - desvié la mirada hacia un lado.- Conozco bien esa mirada . . . no expresan ningún sentimiento más que la arrogancia y la amargura de la soledad . . . - la volví a mirar sonriendo.- Aunque tienes razón, no te conozco y por eso no debo juzgarte, me baso en algo que no me proporciona certeza para saber que eres así, quizás te haya parecido una gran estupidez lo que acabas de oír, y te pido disculpas por ello, la mirada no te dice nada de la persona que tienes delante . . . - tomé aire fuertemente y suspiré.- Parezco un abuelo contándole batallitas a su nieto - dije en un intento de volver a verla feliz, aunque había perdido las esperanzas.

Desvié mi mirada, molesta, cuando él me echó en cara mi actitud. La realidad es que en parte tenía razón, pero... Ahh, soy demasiado orgullosa para eso.

Le observé con fijeza y me acerqué un par de pasos.

-¿Que tú eras así? ¿De verdad es tan fácil cambiar?-le miré de arriba abajo.-Lo siento, yo no me veo como tú en un futuro.-terminé, tal vez con un tono demasiado cruel para lo que había hablado con él, pero me estaba desquiciando. Finalmente solté un largo suspiro y volví a mirarle con seriedad.-Está bien, me gustaría que me contases lo que sabes. ¿Vienes?-le dije, señalándole la puerta que daba a los jardines.

Siempre aprovechaba para responderme con frialdad, parecía que me odiara. No sabía que pretendía conseguir con esa forma de ser, y tampoco me iba a dar por vencido, le plantaría cara a su desagradable actitud, realmente me sorprendía encontrarme con una persona así. Aunque reconocía que tenía razón para reprocharme que alguna vez fuí peor que ella, nadie se lo creería . . . ah no ser que le enseñará mi "otro yo". Por lo menos había aceptado escucharme, aunque seguramente sería una conversación sin sentido, prácticamente no me haría caso, y probablemente acabaríamos peor, pero bueno, algo se intentaría.

- Te acompañaré - dije finalmente y no pude evitar decirlo en un tono desafiante. Aun no sabía que quería que le contase en especial, pero al menos podría descubrir algo del por qué se comportaba de ese modo tan extravagante.

Le dirigí una última mirada recelosa y me encaminé hacia el jardín, una vez más, solo que esta vez con el chico a mi vera. Salimos y el sol nos regaló un baño mientras paseabamos en silencio. Yo realmente no le miraba, tampoco hacía nada por entablar conversación nuevamente. No me hacía falta. Siempre he pensado que el silencio y el celo es tu mejor amigo. Divisé un banco un poco más lejos y me dirigí hasta él para sentarme con lentitud.

-Tú dirás.-le dije, mirándolo con atención.

Me senté a su lado.Tomé aire aun sin saber si decírselo o no. Algo me decía que ella debía de saber muchas cosas de mí . . . y no sabía por qué sentía eso. Miré al suelo indeciso.

- Lo que te voy a decir . . . no te lo vas a creer - le dije con total seguridad.- Antes no te creíste lo que yo era como tú . . . y esto que es aun más grave, no creo que puedas asimilarlo por mucho que te esfuerces - miré al frente mirando sin especial atención la vegetación que adornaba el jardín.- Pero si aun así quieres saberlo, te lo diré -

" Es mejor que no se lo diga . . . si le hablo de mis poderes tambien tendré que confesarle que soy un ángel " pensé mientras esperaba su respuesta.

Aunque era mi papel el de mostrarse receloso y vacilante, él parecía haberle encontrado cierto gusto, pues ahora tenía sus dudas en contarme su supuesto pasado. Realmente me molestaba y me estaba poniendo de mal humor, pero tampoco iba a obligar a nadie. Así pues, me crucé de brazos y le lancé una mirada que haría bien en interpretar como es debido.

-No pierdes nada por intertarlo.-le dije, alentándolo.

Pero a ver, no me iba a quedar a gusto hasta que no desembuchara. Ya se había dicho.